Sanar emocionalmente es un proceso necesario para poder enfrentar los retos de la maternidad y ser una madre capaz de brindar amor y cuidados a sus hijos.  Lo normal sería que cuando decidimos ser madres nos  tomemos un tiempo para sanar sucesos que nos han afectado durante nuestra infancia y vida adulta y así poder disfrutar de la maternidad y transmitirle a nuestro hijo emociones de amor y tranquilidad.

Es un trabajo que muchas veces se deja de lado ante las demandas diarias que implica ser madre, sin embargo, es vital para nuestra salud emocional y la de nuestros hijos.

Sanar emocionalmente implica tomar conciencia de las heridas emocionales que tenemos, como la falta de autoestima, la ansiedad, el estrés, la depresión, etc., y trabajar en ellas para curarlas. Muchas veces estas heridas emocionales provienen de nuestra infancia y es importante atenderlas para poder ser la mejor versión de nosotras mismas.

En la maternidad, sanar emocionalmente nos permite conectarnos con nuestro instinto materno, aprender a confiar en nosotras mismas y en nuestra capacidad para cuidar a nuestros hijos. También nos ayuda a establecer límites saludables y a manejar situaciones difíciles con mayor calma y sabiduría.

Es importante recordar que sanar emocionalmente no es un proceso fácil ni rápido, pero es esencial para lograr la paz interior y la felicidad. Por eso, es fundamental dedicar tiempo y esfuerzo a trabajar en nosotras mismas y buscar ayuda si es necesario.

Si eres madre y sientes que necesitas sanar emocionalmente, te invito a que te des la oportunidad de hacerlo. Busca herramientas y recursos que te ayuden a enfrentar tus heridas emocionales, como la meditación, la terapia, el yoga, entre otros. No hay nada más valioso que el amor que le brindamos a nuestros hijos, y la sanación emocional es una pieza fundamental para poder llevarlo a cabo.